martes, 7 de octubre de 2008

Ladrones de cuello blanco

Hay una terminología muy usada en el mundo de la ciencia política y la economía que diferencia entre empleo de cuello azul (ingenieros, arquitectos, ciencítificos, etc.) y empleo de cuello blanco (economistas, abogados, empleados de oficina en general). A su vez, tenemos los distintos tipos de ladrones, entre los que se encuentran los famosos ladrones de guante blanco, reconocidos como verdaderos criminales. Pero ahora os quiero hablar de un tipo de ladrón algo común pero cuya terminología es nueva: los ladrones de cuello blanco.
Ayer, cuando vi unas imágenes de la primera vista para un juicio sobre el caso Lehman Brothers, el juez preguntó al ex-consejero delegado (no sé exactamente qué cargo ocupaba) de la compañía hundida que si haber ganado 500 millones de dólares en unos pocos años le parecía justo, mientras tenían empleados cobrando míseros 7000$ anuales (míseros en EEUU). El hombre no respondió, se quedó mirando las gafas que se había quitado de su lustrosa cara mientras pensaba, ¿pero en qué? ¿Acaso sentía vergüenza? ¿O era más bien un sentiemiento de temor de "mierda, me han pillado"?
El problema de esto es que él no era el único directivo de una gran empresa americana con un sueldo superior al PIB de varios países africanos (es decir, una sola persona ganando más que todo un Estado a través de tributos, etc), sino que era algo casi regla general entre esas empresas de capital-riesgo, causantes de todo el berenjenal actual. Esa gente tenía un sueldo aprobado, un simple contrato de trabajo en regla y legal, que encima en caso de quiebra empresarial tenían unas cláusulas de indemnización aún mayores (de 110 millones de $ incluso). Esta noticia me llevó a pensar que realmente eran ladrones, seres que roban de manera legal, pues hacen la ley a su gusto, ya que sus colegas de fechorías son aquellos que tienen la potestas de hacer las leyes favorables a la eficiencia económica y la desigualdad consecuencia del mercado. Son seres que roban por la necesidad de saciar una codicia infinita, una manifestación en el ser humano de aquel que adora el capitalismo sobre todas las cosas, incluso sobre la justicia.
Son ladrones, sin duda, por mucho que diga la ley, su ley; pues eso no es justo, como recordó el juez. Son ladrones profesionales, legales. Son ladrones de cuello blanco.

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