jueves, 26 de junio de 2008

Berlusconi o el ciclo de Aristóteles

Aclamado por las masas, ególatra neroniano, salvador de la patria, salvador de su propio culo. Silvio Berlusconi es un claro ejemplo de lo que Aristóteles predijo tiempo atrás respecto al ciclo de control político. El sabio griego describía tres tipos de forma de gobierno: de uno solo, de unos pocos y de todos; y a su vez dos formas de usar el gobierno: de forma personal o de forma responsable. De tal manera, que si se combinaba saldrían seis formas de gobierno, que, según él, irían alternando de forma cíclica. En vez de describir todo el ciclo, que se supone ir pasando de un tipo bueno a uno malo, hablemos del caso que acaba de realizar Silvio Berlusconi: Ha aglutinado en su figura el populismo (la visión mala de gobierno de todos) más la postura de gobernar individualmente de la forma más personalista (es decir, una tiranía).
Como todo buen tirano que tiene una debilidad de estar en el poder -en este caso las elecciones-, tiene que buscar alguna forma de convencer a los soberanos -el pueblo- de que gobernará para ellos. Pero he aquí la diferencia, que gobernará para el pueblo, pero no de forma responsable. El ciudadano de a pie, el típico italiano de clase media, tiene el sueño de ver un país lleno de infraestructuras y gran calidad, pero sin pagar impuestos. Pero amigo italiano, eso no es posible, diría Walter Veltroni, pero raudo como él solo, Berlusconi osó a llevarle la contraria. ¿Cómo que no? Las obras públicas se pueden hacer más baratas mediante una tríada básica: ausencia de inspección, construcción por la mafia, saltarse a la torera las normativas de calidad. De esa forma generamos un servicio mucho mas barato para el ciudadano! Así se pensó con el servicio de basuras napolitano en los 80, ahora se ven los resultados...
El populismo funciona a una media de 4 años, luego se ven los resultados que realmente genera, pero ya es tarde, porque ya han vuelto a ganar los que la liaron, y para resolver el lio, pues realizan más populismo, siempre pensando en una garantía de 4 años de funcionamiento. Y claro, cada reparación de una medida populista por otra está llevando a Italia al fracaso.
Pero el problema fundamental del populismo de Berlusconi ya no es que esté basado solo en el control del poder, sino en que en el caso de que ya no funcione más, él tenga las espaldas cubiertas, por lo tanto acompaña sus medidas aclamadas por toda la clase media italiana con otras que no se discuten para reducir el peso de los jueces -el único estamento de poder fuera de su control- y la impunidad judicial para él y sus compinches. De esa manera conseguirá lo que pretende: el poder absoluto. Puede que no sea siempre primer ministro, pero Il cavaliere, en ese caso, habrá reunido un poder económico de tal magnitud, acompañado de la impunidad judicial que está consiguiendo, que en el futuro Italia, como economía, le necesitará, y caerá bajo sus preceptos, tendrá que sucumbir ante su magnificiencia. Berlusconi se convertirá en el supremo tirano de Italia.
He aquí el paso de la democria alterada en populismo, que otorga el poder a un tirano.