lunes, 21 de junio de 2010

Tierra sin fronteras

En este blog he hablado de cosas de muy variada índole y muy diversos tanto en contenido como en calidad. Sin embargo, nunca me había planteado el hecho de escribir algo en mención al título del blog, nunca me ha venido la inspiración suficiente para verme capaz de escribir algo sobre lo que realmente soñaba cuando inicié el blog hace ya unos años. Nunca he escrito nada sobre una Tierra sin Fronteras.

¿Por qué no? Pues no lo sé, pero lo que sí sé es que ese sueño sigue ahí, latente, bajo un sinfín de preocupaciones, problemas o sentimientos que cubren y te hacen olvidar aquello que realmente más valoras. Debajo de las preocupaciones de la vida cotidiana están estos sueños, estos valores, y que realmente son necesarios recordar que están ahí, que no se debe tirar la toalla, que debemos seguir luchando por aquello que siempre hemos defendido, y que, si somos lo suficientemente fuertes, seremos capaz de luchar por ellos a muerte. Muchas veces he abandonado estos principios y me he dejado llevar por la sencillez y la facilidad. Muchas veces he olvidado que por esto era por lo que luchaba. Había perdido la ilusión por el futuro. Pero no sé, de repente he recordado que todo seguía ahí, y que debo seguir luchando sea como sea por aquello que realmente quiero.

Mi valor, mi ideal, es el de una Tierra que no esté dividida por unas líneas imaginarias que fraccionen lo indivisible, ¿o es que acaso el planeta funciona separado por tramos? Mi ideal es cortar unas barreras que no separen a los seres humanos como rebaños en rediles, que no obstaculicen la libertad de nadie y que realmente nos permita a la humanidad actuar como una sola especie, como parte integrante de un planeta que nos acoge mientras agoniza. La mayor de las utopías, aquella en la que sueño y por la que debo luchar es una sociedad realmente basada en la Tierra, pues esta es la única que nos puede delimitar nuestros logros; la Tierra es lo único que nos debe detener, por ahora, en el desarrollo como especie. Ningún ser humano con sus intereses de poder, acompañado del símbolo de las fronteras, puede alterar nuestro destino, ni puede desvirtuar nuestra esencia de Humanidad. Y aunque todo esto suene a imposible, a locura, da igual, la ilusión es fundamental para seguir adelante, es el combustible esencial para luchar, y ha sido esa ilusión, esa locura, la que hace ya tres años me sirvió para hacer este pequeño hueco en internet. Gracias a esa ilusión, cada día apoyo con más fuerza una Tierra sin fronteras.

viernes, 11 de junio de 2010

Enhorabuena África

Sé que es un mundial de fútbol, que no es que sea la panacea universal que todo lo cura, pero, ¿no os habéis dado cuenta de una cosa? Que esta va a ser la primera vez en muuucho tiempo (creo que desde que tengo memoria) que África va a ser el centro de atención de todo el mundo por una noticia que no tenga que ver con catástrofes naturales, humanitarias, guerras o enfermedades.

Como suele pasar en el mundillo internacional, un país hace de portavoz de un grupo, y Sudáfrica va a cumplir ese rol. Por ello no debemos olvidar que este mundial es beneficioso para todo el continente. Quizás no otorgue tanto dinero como se merecerían las gentes de allí, quizá ni siquiera gran parte de su población sea capaz de ver ni un solo partido, pero la noticia de que algún lugar de África es el centro del mundo durante 90 minutos recorrerá todas las voces, mentes y espíritus desde Tánger a Ciudad del Cabo, desde Dakar a Mogadiscio. Puede que con esa noticia no se pueda alimentar a nadie, pero les dará algo que también nos nutre: esperanza. Soñar con la ilusión, aun sabiendo que será fugaz, de que por fin tus hermanos son importantes para un mundo egoísta y con problemas de memoria, es algo que a más de uno le sacará una sonrisa, le hará suspirar, o mejor aún, le dará la fuerza suficiente para no decaer ni rendirse para luchar por sus tierras.

Quizás el soñador sea yo, pero nadie me podrá negar que es la primera buena noticia que viene de África en mucho tiempo. Disfrutémosla y démosla relevancia, para que así, dentro de poco, puedan haber más.

martes, 4 de mayo de 2010

Rumore Rumore

Resulta que un rumor hace que todo tiemble en la economía planetaria. Pues bien que vamos. Ahora sucede que te puedes inventar cualquier gilimenguez y, por efecto bola de nieve, consigues derrocar gobiernos o provocar huelgas generales, precedidas de despidos en masa. Pero... ¿por qué alguien infunde un rumor tan maligno?

Todo en este mundo puede tener una explicación sencilla: Imagina que tú, señor/a lector/a, tienes un montón de pasta, o bien quieres un montón de pasta pero ya. El mundillo inmobiliario está chungo, el sector de las inversiones de riesgo también. Pero queda un terreno por explorar que, curiosamente, es el que ahora está pasando: el mundillo de los bonos y letras de los Estados. Éstos normalmente son inversiones fijas. A diferencia de las acciones, lo que tú metes te lo devuelven con un % de intereses determinado. ¿Qué pasa? Que cuanta menos seguridad tengan esos bonos, los tienes que vender mejor dando un % de interes mayor. ¿Quién decide la seguridad que otorga un bono? Pues esas agencias de calificación, como Standard and Poors, Moody's y alguna otra. En total son 3 o 4 entidades privadas que ponen nota a los bonos públicos de los Estados.

¿Cómo conseguir que tu dinero invertido en bonos obtenga una mayor rentabilidad? Pues, curiosamente, haciendo que bajen la nota a los bonos en los que invertiste. De esta manera, si vas a invertir más, te tendrán que subir los % de intereses, por la ley de la oferta y la demanda. Para ello, no tienes más que comprar un elevado % de acciones, o de cualquier otro instrumento financiero que favorezca las cuentas privadas de las Agencias de Calificación. De esa manera, al ser una especie de "mecenas" salvador, éstas te escucharán, te harán más caso, y serán más propensas a bajar la nota a aquellos lugares creíbles que les indiques, aunque realmente no haga falta. De esa manera, como buen especulador/a, consigues una mayor rentabilidad en tu dinero. No solo eso, sino que los especuladores más legales dejarán de invertir en ese país porque ya no es AAA, sino AAB, lo que te deja un margen de maniobra aún mayor.

A esta ecuación, además, se le debe añadir un elemento muy importante que destaco con una pregunta: ¿Quién califica a las Agencias de Calificación? Nadie. Estas 4 empresas, verdaderos oligopolios mundiales, o mejor dicho, aquellos que controlan a estas 4 empresas, controlan ahora mismo la economía y la política mundial. Están poniendo en riesgo a Grecia, a España, a la UE y a cualquier otro país con Seguridad Social y defensa del Estado, con sencillos rumores.

martes, 6 de abril de 2010

Corrupción: el peor de los virus

Desgraciadamente, casi se va volviendo algo diario que se desenmascare un nuevo caso de corrupción. Eso no quiere decir que haya más, que puede, sino sencillamente que se encuentran más. Podría incluso ser algo bueno que haya tantos casos de corrupción en los medios, para que ninguno quede impune del juicio público que representan los medios, a pesar de que muchas veces éste no se base en ningún tipo de Estado de Derecho.

Me parece triste, muy triste, quizás lo más triste que una persona puede hacer, el mero hecho de pasársele por la cabeza la posibilidad de aprovecharse de aquello que es de todos los ciudadanos para su propio beneficio. Y si eso se ha extendido, gran parte de culpa procede de nosotros mismos. Básicamente porque lo hemos tolerado, e incluso promovido, tanto como inconsciente como conscientemente. Todos sabemos de alguien que hace un pequeño "menudeo", paladea ligeramente con pequeños sorbos el néctar adictivo que representa algo tan tentador como la codicia basada en la desdicha de los demás, en la manipulación de las herramientas creadas para el bien del pueblo para su propio beneficio. Esas personas quedan social o culturalmente impunes, e incluso son vanagloriadas o envidiadas por otros por la facilidad en la que han conseguido poder alardear de gran casa, gran coche y gran operación de pechos con un mero acto de talonario.

Debemos luchar contra ello. Nuestra sociedad nunca será capaz de florecer si nos quedamos en la barrera como meros espectadores, quejándonos de aquellos que controlan el ruedo sin ser capaces de pararles los pies más que haciendo el estúpido castigo que representa la pérdida de elecciones, o como mucho, en algunos casos afortunados, una mera prisión, pero ya con los hechos consumados. Sin ser capaces de prevenirlo, no conseguimos nada. Debemos ser fuertes, luchar, exigir medidas de control más eficientes, acciones de asociacionismo civil vigilante. Debemos reforzar el cuarto y más importante poder del Estado: la ciudadanía.

Es hora de plantar cara a unos y a otros. De movilizar nuestro poderío contra la desmesura. Si no confias en los políticos, ¿por qué entonces no haces nada que indique esa desconfianza? Porque el dejarles que hagan lo que quieran, es un síntoma de confianza, y así no vamos a ninguna parte.