miércoles, 25 de mayo de 2011

Por qué le interesa al PSOE cambiar el sistema electoral

Todos hemos sido testigos del batacazo electoral del PSOE en las municipales y autonómicas del domingo, y todos vemos cómo eso va a influir en las generales de 2012, donde muy probablemente el PP acabe arrasando.

El tema de la reforma del sistema electoral es algo que promueve mucha más democracia y mayor pluralidad, pero que no se ha tocado mientras a los dos grandes partidos les interesaba mantener el sistema antiguo basado en la Transición. No obstante, los defensores de un reparto electoral más democrático y justo coinciden ahora en objetivos con aquellos que quieren mantener al PSOE en el gobierno. Por ello escribo esto poniéndome en la perspectiva del interés de un cargo del PSOE, para ver si se consigue una mayor movilización para cambiar el sistema electoral.

Primero veré la clave municipal y autonómica: al PSOE solo le queda Extremadura en las autonómicas (más País Vasco y Andalucía que no había elecciones ahora), y para ello depende de IU, que tiene la clave de poder. A nivel municipal, por otro lado, IU, pero también UPyD, tienen la llave de poder de muchos ayuntamientos muy importantes, como Alcalá de Henares o Getafe. Ambos partidos tienen ahora mismo una posición clave, y podrían enrocarse en posturas exigentes e intransigentes para pedir lo que siempre piden: un sistema electoral que no les perjudique con tanta dureza como lo hacen. Si el PSOE asegurara una reforma del sistema electoral podría convencer a dichos partidos indecisos, y así podría conseguir mantenerse en el gobierno de varias administraciones de relevancia.

Pero lo importante para los dos partidos no es lo que se gane o se pierda a nivel autonómico o municipal, sino lo que se juega dentro de un año. Y estos resultados permiten un claro análisis de lo que puede pasar. El PP ha arrasado. Ha aumentado medio millón de votos. Mientras que el PSOE ha perdido millón y medio de votos. Los partidos minoritarios como IU y UPyD han subido como la espuma, así como el voto nulo y en blanco. La abstención se ha quedado en un 33%.

Primero, la transferencia de voto del PSOE al PP no ha sido ese millón de votos, sino que habrá sido menor. Lo que pasa es que el electorado al PP ha sido extremadamente movilizado que, aunque suele estar movilizado, esta vez lo ha sido más que nunca, reduciendo así la abstención del electorado fiel al PP, y por ello, el % de abstención debería haberse reducido, pero es que un elevadísimo porcentaje de votantes de izquierdas no ha votado, por eso la abstención se ha quedado como está. Segundo, el voto a IU y a UPyD ha crecido como la espuma, siendo un voto de castigo por ambos lados al PSOE, pero demostrando que hay gente que todavía quiere votar a otras posibles opciones, bien de centro, bien de izquierda. El problema es que estos votos en elecciones generales no contarían casi nada. Tercero, la gran petición del 15-M sobre la reforma electoral. Si el gobierno iniciara una medida de reforma del sistema, daría buena imagen y de que escuche a la gente. De esta manera, el voto o abstención protesta podría ligeramente reducirse.

Pero seamos sinceros. Muy probablemente el PSOE no gane muchos votos para las generales. No creo que la estrategia del miedo a un gobierno al PP logre movilizar tanta gente como para cambiar las cosas, más sobre todo si el PP está tan movilizado y el votante de izquierda tan cabreado e indignado. Las medidas centristas se han visto que no sirven de nada, sino cabrear aún más a su electorado, y un giro total a la izquierda puede considerarse como demagógico y que llega demasiado tarde.

Lo que tiene que hacer el PSOE es luchar contra la abstención y el voto nulo promoviendo el voto a otras opciones en la izquierda que no estén tan salpicadas por su gestión. Al PSOE, si quiere seguir gobernando, no le queda otra que la coalición con otros partidos de izquierda, tanto IU como otras posibles opciones que pudieran surgir en un sistema electoral donde tengan posibilidad de conseguir una representación justa. Por ello, el PSOE debe promover e incentivar al voto de izquierdas en general, y para que eso sea efectivo, se necesita un sistema electoral
que no corte las alas ni que robe representatividad a ningún partido por el fraccionamiento del voto.

Para hacer un cambio efectivo no hace falta cambiar la Constitución (que requeriría el voto del PP, que nunca cambiará el sistema electoral, al ser el más favorecido), sino que cambiando los elementos de la Ley de Régimen Electoral se puede conseguir un sistema más representativo, como cambiando la fórmula D'Hondt por otras fórmulas menos dañinas, o reduciendo la desproporcionalidad en el reparto de escaños entre las provincias, donde un voto en Soria vale 6 veces más que en Madrid, o aumentando el número de escaños a 400, para así repartir más escaños, subiendo las oportunidades de los partidos pequeños. Este sistema no sería el más proporcional posible, pero sí el mejor dentro de la Constitución (el ideal quitaría a la provincia como circunscripción electoral).

Si el PSOE hiciera estas reformas, demostraría su voluntad de gobernar, primero, y gobernar vinculada a los intereses de la ciudadanía, segundo. Si en cambio no hiciera una reforma de este sentido y dejara perder estas elecciones, demostraría que no pretende abandonar su posición de poder privilegiado para dentro de 5 años, cuando tuviera agrumentos para criticar al gobierno de Rajoy, y seguir eternamente en la alternancia política al estilo de Sagasta en el siglo XIX. Si el PSOE hiciera estas reformas, recuperaría votos, pero sobre todo, tendría más fácil seguir gobernando como el principal partido de una coalición de izquierdas, como ha ocurrido en Suecia o en Alemania.